jueves, 10 de febrero de 2005

Valor consultivo del voto a la constitución

Por qué votar NO a la Constitución Europea, sin haberla leído

Javier Adler
Rebelión
Querido y futuro votante:

El día 20 de febrero se te pedirá que votes SI o NO a la Constitución Europea. Si eres un votante representativo probablemente no sepas qué significan esas palabras, SI, NO y Constitución Europea. Probablemente tampoco te importe, pero aun así te daré algunos motivos para ir a votar e introducir la papeleta del NO en la urna.

No te voy a hablar de lo que es la Constitución Europea, porque si has llegado hasta aquí sin saberlo seguramente no te interesará mucho. Quizás te interese lo suficiente como para escuchar esos anuncios tan bonitos de gente famosa que ponen por la tele, pero poco más. Porque, no nos engañemos, la Constitución Europea es un texto largo (casi 200 páginas), denso y en algunos puntos difícil de entender.

¿Por qué votar NO sobre algo de lo que no tenemos ni idea? Empecemos por equilibrar un poco ese planteamiento: ¿por qué votar SI? La pregunta parece lógica: si no sé de qué va un cont rato, no lo firmo. Eso nos dice el sentido común.

Tal vez creas que, a pesar de no haber leído el texto, sí sabes algo de la Constitución Europea. Algo te dice que será bueno para España, y ese mismo algo te dice que, si es bueno para España, también es bueno para ti. Es normal que pienses así, porque continuamente nos están mandando mensajes positivos como esos, o incluso exactamente esos: "una Europa fuerte", "una Europa solidaria", "una Europa para la libertad y la igualdad", etc. Todo eso suena muy bien, pero no dejan ser eslóganes, y como tales no demuestran nada. Del mismo modo yo podría decir "una Europa débil", "una Europa insolidaria", "una Europa sin libertad ni igualdad", etc. Así de fácil. ¿Por qué pensar una cosa y no la otra? Por fe, ni más ni menos. Si concedes una credibilidad ciega a los partidarios del SI, creerás esas promesas tan maravillosas y utópicas. Si es así, no vale la pena que sigas leyendo.

Supongamos, pues, que no creemos ciegament e el bombardeo propagandístico. En ese caso ya no tenemos motivos para votar SI. ¿Pero por qué votar NO? Volvamos a la lógica del contrato: no lo firmamos, porque no sabemos de qué va. Pero hay un problema: la decisión no depende sólo de nosotros sino de mucha gente. Entonces, si nosotros no queremos comprometernos con dicho contrato, deberemos presionar para que no se apruebe. O sea, deberemos votar NO, y en todo caso que se redacte de nuevo y luego ya veremos.

Ahora vienen las malas noticias: ¡ese contrato ya está firmado! Me temo que sí, que lo firmó nuestro presidente a finales del año pasado (1). No te has enterado, ¿verdad? Tranquilo, suele pasar. El caso es que nuestro presidente, da igual que lo votaras en su momento o no, ha firmado un tratado con unas consecuencias legales que desconocemos, y sin consultarnos. Ahora nos quiere consultar, una vez firmado. Y aquí "consultado" es la palabra exacta, porque ése es el valor que tiene el referéndum: consultivo, no vinculante. En otras palabras, la Constitución Europea se aprobará votes lo que votes.

Entonces, si ya está todo hecho, ¿para qué votar NO? O incluso, ¿para qué votar? Volvamos a la lógica del contrato: otra persona ha firmado un contrato, con consecuencias legales para ti pero cuyo contenido desconoces. ¿No te cabrea un poco ese hecho? A mí mucho, y ese es el motivo principal por el que votaré NO, porque NO me parece bien que jueguen con mi vida a mis espaldas, porque NO me gusta que me intenten manipular con la propaganda y, sobre todo, porque NO estoy dispuesto a que me tomen el pelo pidiéndome una opinión que no les interesa.