jueves, 17 de abril de 2008

El chivato

Conversación telefónica entre una madre y un amigo de su hijo. He creído conveniente guardar en el anonimato los nombres de las personas, por la gravedad del asunto. Vamos al lío:
  • Madre: ¿Diga?
  • Amigo: Hola buenas tardes, soy X, el amigo de su hijo. Creo que nos conocemos, aunque yo no lo recuerde y probablemente usted no quiera recordarme.
  • M: Ah, buenas tardes. Encantada.
  • A: El gusto es mío. El motivo de mi llamada es un asunto de especial gravedad. Usted pensará que soy un chota, pero es que creo esto de tal importancia que creo que debería confesarlo.
  • M: ¡Ay Dios! No será nada grave.
  • A: Pues depende de lo que usted considere.
  • M: Desembuche joven, que me tiene usted en ascuas.
  • A: Gracias por lo de joven señora, aunque ya tengo edad para ser ministro, bienvenido sea el cumplido.
  • M: No hay de qué.
  • A: El motivo de mi intempestiva llamada es que su encantador y adorable hijo X ha cometido un pecado atroz. Ha escrito hay del verbo haber sin hache, ¡del verbo haber nada menos!
  • M: ¡Será cabrón!
  • A: ¡Señora!
  • M: Disculpe mi lenguaje joven pero convendrá conmigo que lo que ha hecho mi hijo no tiene perdón.
  • A: Por supuesto señora. Ahora comprenderá que mi vil acto de “chotismo” está más que justificado. Si hay algo sagrado en esta miserable vida que llevamos es el verbo haber y las tildes en las palabras esdrújulas.
  • M: No, no se preocupe, le estoy más que agradecida por contármelo.
  • A: No hay de qué señora. ¿Y si no es indiscreción, qué medidas adoptará en consecuencia?
  • M: Mi hijo queda automáticamente expulsado de mi casa.
  • A: Oh por Dios, es lo mínimo que debería hacer.
  • M: Lo sé, que se busque la vida.
  • A: En vista del cariz que ha tomado el tema. ¿Le importaría que además le diera una paliza para que el castigo sea más severo?
  • M: A mí como si se la pica con dos cantos.
  • A: Muchas gracias por su bendición. Prometo darle la paliza de su vida.
  • M: Me parece correcto. De todos modos podéis venir a vernos cuando queráis a casa. Así nos conoceremos mejor. Los domingos comemos paella
  • A: No dude que lo haremos.
  • M: Muchacho, cuelgue ya que esto le estará costando un pastón.
  • A: No se preocupe señora, que tengo ADSL.
  • M: Pues entonces colgaré yo porque se está tornando usted cansino.
  • A: No le puedo negar que es cierto.
  • M: Y lameculos.
  • A: Acertada impresión.
  • M: Payaso. Tuuuuuuu, tu, tu … tu tu … tu tu …

Entradas relacionadas



No hay comentarios: